Peru
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Perú, camino a Estado fallido


Las enfermedades silenciosas, aquellas que avanzan subrepticiamente sin hacerse sentir sino hasta cuando ya son irreversibles, son las más peligrosas. Lo mismo que en el cuerpo humano, ocurre en la sociedad. En el Perú, hablamos de la inflación de precios, de la carestía, la inoperancia del gobierno, etc., pero, dejamos pasar el avance las mafias que ofrecen “seguridad” o “financiamiento”. Lima ya está copada en sus cuatro conos. Así como gran porcentaje de la región norte del país.

La operatividad

Estas organizaciones criminales se presentan, en un principio, como la gran solución a una carencia: financiamiento o seguridad pública. Conseguir préstamos de la banca formal es difícil o tarda demasiado. Respecto a la protección contra la delincuencia, ni qué se diga. Es más fácil acertar todos los juegos de las pollas futbolísticas que conseguir apoyo policial oportuno. Entonces, aparecen estos individuos, especialmente de origen extranjero, para ofrecerte la solución a tus problemas. Algunos, forzados por las circunstancias, los aceptan. Hasta que ya no saben cómo deshacerse de ellos. Siendo que toman control sobre las vidas de los clientes. Vía el financiamiento constante y obligado o la presión por la “seguridad pública” (cupos). Mientras tanto, ¿los organismos del Estado, responsables de velar por la tranquilidad, la ley y la seguridad ciudadana?: “Bien, gracias”. No es que no existan o no traten de hacer su trabajo. Para nada. El problema, es que la situación los ha rebalsado. La criminalidad, es como un cáncer. Y en Perú, ya estamos desbordados. En nuestro ejemplo didáctico, si las enfermedades neoplásicas, se combaten con quimioterapias, dentro de un amplio tratamiento, las “máquinas” (servicio policial), no se dan a basto. Fuera de ello, siempre en la misma figura del cáncer, sabemos que no es suficiente la quimio para vencerlo. Es imperativo cambiar los sistemas de vida. Cabe entonces la pregunta ¿por qué para combatir la criminalidad solo estamos usando la quimio (intervención policial)?

La metástasis criminal

El factor agravante en esta situación, la da el Narcotráfico y su presencia en el Perú, en todas y cada una de sus etapas y en todos y cada uno de los espacios sociales y del Estado. Sabemos bien, que la del Narcotráfico, es la otra economía del Perú. Su “economía negra”. Estas mafias de cupos que operan en Lima y la Región Norte, aún no operan redes de estupefacientes, hasta donde se sabe. No hay que sino imaginarse lo que ocurrirá con las bandas de narcos ya establecidas, cuando eso pase. Las guerras de Chicago de los años 20 y 30 del siglo pasado, serán juegos de niños, con nosotros al medio.

Salvar al Perú

En la ruta en que nos encontramos, vamos al despeñadero. ¿Irse al exterior? ¿Cuántos pueden realmente hacerlo en condiciones dignas? En otro país, siempre serás un extranjero. Así vayas con dinero. Alguna vez, Vargas Llosa lo dijo con claridad, “nuestros ricachones son de clase media en el mundo”. Acá, los Brescia, Romero, Benavides, etc., son unos “misios” en el mundo exterior. Imagínense lo que somos el resto. La patria se salva aquí. No afuera (además que gran parte del planeta está en gravísimos problemas). Esa es otra historia, sobre la que hemos de reflexionar en otro momento.

Es claro, entonces, que no se trata de organizar paramilitares ni represiones brutales a lo salvadoreño (lamentando luego los excesos). Hay que ser conscientes que, como para combatir el cáncer, hay que cambiar estilos de vida. Si los peruanos no lo hacemos, vamos camino a la extinción como Estado-Nación. Lo que pasará con el Perú, será como las películas apocalípticas (tipo Mad Max) con bandas de asesinos transitando por calles vacías, porque los peruanos murieron o se fueron de refugiados a otras naciones. Para evitarlo, cambiemos de actitud. Hay que relanzar instituciones. La familia es la primera, con todo el aparataje institucional que la acompaña. Las organizaciones vecinales, deben fortalecerse, ampliando su radio de acción y sus agendas de trabajo. Las Municipalidades deben ser profundamente participativas, promoviendo intensamente la intervención privada en aspectos culturales, artísticos y deportivos. De manera de fomentar el relanzamiento del espíritu, moral y valores, de las gentes. Aquí, es donde realmente vamos a conocer el patriotismo del empresariado, cualquiera sea el tamaño de la organización económica. El sol que invierta en cultura, serán cien soles menos que tendrá que dedicarle al pago de cupos. Y lo que es mejor, seguridad y tranquilidad para su familia.

No queda otra cosa que abrir los ojos y salir de esa “cápsula” donde nos encontramos. Escuchar con atención a quienes nos cuentan que les cobran cupos, que les obligan a tomar préstamos, que los amenazan de secuestrarles a los familiares. Si hoy es a esa persona, si no haces algo solidariamente, mañana puede (y de hecho tomalo así) ser contigo. ¿Cómo te sentirías en esa misma situación?

¿Qué hacer?

Para combatir cualquier enfermedad, en especial un cáncer, lo primero que hay que activar y fortalecer, es al sistema anti inmunológico. En la sociedad, todos deberíamos ser parte del mismo. Actuemos como un todo articulado. Y no habrá patología que no pueda ser vencida.

Como diría nuestro vate inmortal, Hay hermanos, muchísmo que hacer. Y con estas reflexiones, no trato sino de encender la pradera que nos conducirá a la erradicación de ese maldito cáncer de la criminalidad en el Perú.