Argentina
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"Este penal lo pateo yo"

En tres domingos, la verdad. Los competidores del 22 de octubre entran en la etapa decisiva de la campaña. Buscan la manera de diferenciarse. Nos les sirve el debate del programa porque piensan lo mismo, todos neoliberales, con perdón del término, tan hueco como su antónimo, “populismo”.

Hacen alardes de autosuficiencia y forcejean en el área chica, como reclamándose precedencias del tipo “déjenme que este penal lo pateo yo”.

Peronismo y Juntos por el Cambio echan mano del mismo recurso para romper el techo del tercio que ganaron en las primarias: despertar las fuerzas territoriales que durmieron en las PASO del 13 de agosto.

De las tres fórmulas en carrera, el peronismo es la que cuantitativamente tiene más gobernadores para convencerlos de que hagan algo por la candidatura de Sergio Massa.

Pero les cuesta mucho hacer algo por él, confiesan en las pocas rondas interpartidarias que hay en plena campaña. Entre ellas, la de Salta, en la trajinada cumbre de mandatarios del Norte Grande, el domingo pasado. Fue una oportunidad para intercambiar pareceres entre hombres fuertes de sus provincias.

La mayoría de los asistentes no juegan el 22 de octubre - desacoplaron las elecciones provinciales y se aseguraron los cargos; Gerardo Morales no es candidato y retuvo Jujuy; Gustavo Valdés no arriesga su provincia este año - Corrientes vota gobernador en 2025.

Lo que se dice en esas citas de contrafrente puede escucharse con sinceridad poco frecuente. Los peronistas no encuentran la manera de levantar a sus provincias para darle un envión importante a Massa, que paga el precio de ser ministro y candidato: una contradicción de roles.

¿Está alguien de JxC y de Milei negociando en secreto con los gobernadores del peronismo, por lo menos para desmovilizarlos y que no apoyen a Massa?

Entre 2015 y 2019, Macri pudo gobernar y sacar leyes importantes por los acuerdos Frigerio con el peronismo no cristinista del Congreso. Era, claro, otro Macri, que pensaba en el poder y la gobernabilidad.

No es el Macri de hoy, que pelea, como Cristina, por su futuro pospresidencial, se arrepiente de los acuerdos con Massa, y le echa la culpa de sus presuntos fracasos a la sociedad con radicales y Carrió. Cree que su adversario es lo que llama kirchnerismo o el liberalismo, cuando su adversario es la bronca. Hay que saber elegir en qué momento del propio pasado fijar la memoria.

El remedio, peor que la enfermedad

En ese conciliábulo interpartidario Massa logró el consentimiento de los mandatarios en el tema Ganancias. Les prometió cumplir con la condición de compensar la quita en la coparticipación que les hace el proyecto que trató el Senado el jueves.

Juró que se aprobará el anexo del proyecto de Presupuesto para coparticipar la mitad del impuesto al cheque y la mitad del impuesto país. Lo aceptan con desconfianza porque embarra lo que ya está embarrado.

El impuesto al cheque es un tributo anti-negocios que encarece todas las transacciones y que explica mucho de la economía en negro. El impuesto país castiga los gastos de quienes viajan y pagan con tarjeta compras en el extranjero.

Es el cepo sobre el ya golpeado bolsillo de la clase media que, en buena medida, es el público de Cambiemos que elude el voto al peronismo. Esa reunión la usaron el oficialismo y el PRO para exponer las diferencias internas en Juntos por el Cambio. Morales y Valdés se prestaron a una foto inoportuna.

Los castiga el contexto, porque el grupo del Norte Grande se reúne casi todos los meses y se sacan fotos inocuas. Pero en campaña nada es inocuo. Sirvió para el esmeril de Milei en su lucha de clases, del macrismo contra los radicales, y entre éstos, para achicar las chances del gobernador de Corrientes de ser el próximo presidente del Comité Nacional de la UCR.

Entregada a los territoriales

Patricia Bullrich terminó de convencerse de que debe entregar el manejo de la campaña a los caciques provinciales.

El jueves estuvo de gira por Córdoba, en lugares emblemáticos como Marcos Juárez, el kilómetro Cero de Cambiemos - allí ganaron la primera elección en 2014 - y en Villa María, el kilómetro Cero del Kirchnerismo - allí busca un nuevo mandato (el cuarto) como intendente Eduardo Accastello, broche de unidad del peronismo cristinista con el schiarettismo.

Ironías que mortifican: la acompañó a Patricia Mario Negri, a quien ella le negó la lista de unidad en Córdoba y lo dejó fuera de las candidaturas. Lo invitó, además, a que integre este domingo la veintena de jefes de la oposición que la acompañará en el debate de candidatos en Santiago del Estero.

Van a estar los gobernadores - actuales, futuros y eventuales - y líderes parlamentarios, como exhibición de fuerza territorial. A los gobernadores los llevó el martes a la noche a la confitería que está frente a la Facultad de Derecho - el ex café de las Artes - para sacarse una foto de familia. ¿Por qué noche?

Caras nuevas o caras viejas

Hay roces en derredor de ella porque tironean diversas bandas de asesores. Algunos recomiendan caras nuevas y le restan un rol importante a los radicales, para halagarlo a Macri, que se encarga de alejarlos cada vez más. Otros aconsejan aprovechar la experiencia de algunos dinosaurios.

¿Qué cara nueva, por ejemplo, va a ir a hablar con la familia militar, que espera de cada gobierno que llega alguna señal amistosa? Hacia allí partió, en misión proselitista, Miguel Pichetto, a reunirse con referentes del voto uniformado en algún rincón del partido de San Miguel.

Pichetto es un convencido de que la oposición debe hablar de los alzamientos mapuchoides en el sur, cebados, según él, por residuos de la insurgencia de los años '70, para precipitar un proyecto separatista. También cree que debe defender la memoria del general Roca y dar alguna respuesta por el tema Malvinas, ausente del discurso de Bullrich pese a tenerlo al lado a Federico Pinedo, un conservador malvinizado que sabe como pocos de eso.

Un poeta por acá, por favor

Algunos la miran a los ojos y de dicen: tenés que ser auténtica, mostrarte como sos. Otros le recomiendan que mejor no se muestre tanto como es y que busque alguien que le prepare los discursos.

La aparición del domingo en Mendoza junto al triunfador Cornejo la mostró sin letra ni originalidad. Lo más ingenioso que dijo fue “estamos viendo una realidad argentina que necesita un cambio profundo, contundente y rotundo".

Por lo menos que la asista su marido, el poeta Guillermo Yanco, hombre de pluma. O el ministro in péctore, el filósofo, el profesor Kovadloff. A ver, un poco de pragmática del lenguaje: los candidatos no dicen lo que se les ocurre. Dicen lo que deben decir con palabras que producen hechos.

Patricia disputa con una media sonrisa contra dos histriones profesionales, y uno de ellos, con las máquina de imprimir billetes. Debe equilibrar el hecho de que ella es menos que la coalición que la respalda y que navega como vicaria de las órdenes de Macri.

Lo mismo sufre Massa, que es menos que el peronismo. Milei, en cambio, es más que su coalición, que en realidad no existe, es una UTE de emergencia. Sin él, la libertad no avanza más pero siempre nos quedará el carajo.

Milei, de nuevo imperceptible

Los números que sacó Omar De Marchi al frente de la sigla Unión Mendocina el domingo pasado son interesantes para medir qué grado de reacción puede tener Milei para descontar diferencias. Esa coalición contenía por lo menos dos partidos ligados al liberista. Uno es el Partido Demócrata, que en el orden nacional conduce el exdiputado Carlos Balter, y el otro, la franquicia local de La Libertad Avanza.

El Partido Demócrata Nacional fue el primero que nominó a Milei como candidato a presidente y Balter es un armador clave de la candidatura nacional del economista. Con esos dos partidos adentro, De Marchi no llegó a los 30 puntos. Y eso que sumaba varios partidos más, entre ellos la Coalición de Elisa Carrió. Quedó clavado en los 29,67%, un porcentaje equivalente al 29,86% que sacó Milei el 13 de agosto en todo el país.

Ese porcentaje, si se considera la importancia de Mendoza, parece piso y techo para Milei. Mendoza es una provincia conservadora muy afín a lo que Milei representa en el dial ideológico. Es, además, una provincia con una altísima cultura política y no parece fomentar profecías sobre que el público vota cualquier cosa. Además, es uno de los siete distritos que más votos aporta en elecciones presidenciales. Estos resultados son un desafío a los campañólogos de Milei, para sacarlo del triste tercio que comparte con los tres tristes tigres que compiten en octubre.

Milei en el espejo de De Narváez y de Manes

Libertad Avanza es un emprendimiento caudillista que confía en que la cultura de la indignación, que ha movido multitudes en otros países, también rompa el techo ese tercio.

Hasta ahora la respuesta de los indignados no sale de las pantallas animadas por los voceros del descontento, cuyos mensajes permean desde la alta burguesía de negocios a sectores medios y bajos. Con todo, no llegaron al 30% de los votos, en un país al que le sobran motivos para indignarse.

El 22 de octubre se sabrá si Milei es el hombre del destino o es un buscapié catalizador de procesos colectivos. La caída del peronismo K comenzó en 2009 con el estrellado de Francisco de Narváez, que llegó a ganarle a Kirchner, Scioli y Massa juntos. Hoy no sabe dónde está.

Este turno electoral de 2023 comenzó con un protagonismo insoportable de Facundo Manes. Hoy no se sabe dónde está. Fueron catalizadores de procesos que dispararon procesos que los superaron.

Los tres tercios, firmes junto al pueblo

Sólo la solidez de un sistema político a prueba de todo, y que cumple 40 años desde la última transición, puede explicar la eficacia de la representación.

Es el período de estabilidad institucional más largo de la historia argentina y se apoya en la capacidad de representar a la población que se reparte en las dos grandes familias políticas, y que en la última década se articularon en las dos coaliciones.

El congelamiento de las opciones en los tercios, que replican los sondeos que se van conociendo a un mes de las elecciones, no resuelve el viejo dilema de si se ganan o pierden por los candidatos, o si eso ocurre por la fuerza o debilidad de los partidos (o las alianzas que los sostienen).

Tampoco si la suerte de ellos se decide por el ingenio de las campañas o por el talento de las estrategias. Un sondeo de la Universidad de San Andrés, que pone el énfasis en lo cualitativo, concluyó en estas horas que, si el voto se decidiera por los partidos, el 21% de los encuestados votaría a Libertad Avanza, el 20% al Frente de Todos – Unión por la Patria y el 19% a Juntos por el Cambio. Pero si el voto fuera por los candidatos, el 24,1 % votaría a Milei, el 29,8% a Massa y un 26,4% a Bullrich. O sea que todo sigue más que abierto.

Advertencias mendocinas

a elección que ganó Alfredo Cornejo arroja otras señales que pueden iluminar lo que pueda ocurrir el 22 de octubre. La fórmula ganadora sacó 39,50% de los votos, menos que el 42,68% que había obtenido, sumando los votos de Luis Petri, en las PASO del 11 de junio pasado.

Importa esta diferencia porque significa una pérdida de más de 60 mil votos respecto de las PASO: cayeron de 425.110 a 364.723l y eso que en las PASO votó el voto 66,86% del padrón y en las generales la asistencia llegó al 71%. Analizan a dónde fueron esos votos.

Se le atribuye al partido Verde haberlos capturado: pasó de 44.546 votos en las PASO a 109.454 en las generales. El opositor Omar de Marchi, con una alianza más que elástica, mejoró respecto de las PASO, pero quedó 10 puntos abajo.

El jueves presentó un reclamo de recuento de los votos nulos, pero se lo rechazaron en la Junta Electoral. La señal más clara la dio el peronismo, que hizo una elección desastrosa. En 2019, con la cristinista Anabel Fernández Sagasti había obtenido 389.172 votos y cayó este domingo a 135.500 con Omar Parisi.

Cuán blanco es el voto en blanco

Los expertos ponen la lupa a los resultados en las elecciones a senadores y diputados provinciales en Mendoza, porque en algunas secciones el voto en blanco saltó a marcas record.

En algunos departamentos llegó al 16%, contra el promedio de la provincia en la totalidad de las categorías, que fue del 4,78%. Algunos especulan con que son votos peronistas desencantados con el PJ local, en municipios desmovilizados en donde ya se había elegido intendente.

Los porcentajes de votos en blanco fueron para Gobernador 4,75%; Intendentes 8,08%; Diputados 14,10%; Senadores 13,72% y Concejales 14,04%. La duda es adónde irán esos votos en blanco en las presidenciales del 22 de octubre.

Están disponibles para el candidato que encuentre la fórmula que logre interesarlos. Le presenta a los comandos de campaña el mismo desafío que en las provincias en donde Milei ganó.

Vale la explicación de que fue un paseo, porque los jefes territoriales ya habían elegido gobernador, y ahora esperan el 22 de octubre para jugar y retener senadores y diputados nacionales. También cabe el argumento de que Milei no tenía candidatos locales que expusiesen a los votantes a lo que los franceses llaman el “embarras du choix”, algo así como el trabajo de elegir entre varias opciones.