"Construimos Estado, pero también es cierto que no nos alcanzó para derrotar a la pobreza", dijo ayer el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa.
Los datos son alarmantes: 40,1% de pobres, cifra que representa que casi 19 millones de personas están afectados por la falta de recursos para llegar a fin de mes. El Gran Resistencia es la zona más afectada con 60,3% de sus habitantes bajo la línea de pobreza. Hay más: entre los niños de 0 a 5 años la pobreza es de 51,6%, de 5 a 11 pasa al 58,6% y de 12 a 17 alcanza al 59,4%.
Luego de que el INDEC informara los datos, los principales dirigentes de la oposición cuestionaron al Gobierno.
El candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, criticó el índice de pobreza en su cuenta de X: "Sigan combatiendo (destruyendo) al capital, por lo que no habrá ni puestos de trabajo nuevos y mucho menos una mayor productividad que permita una mejora de los salarios reales...Después se sorprenden con la suba en la cantidad de pobres e indigentes.".
Milei no fue el único referente político opositor que salió a pegarle al gobierno por los datos del INDEC. De hecho, otra que disparó munición gruesa contra el oficialismo fue Patricia Bullrich, la postulante presidencial de Juntos por el Cambio, quien tituló su posteo en redes sociales con la palabra "RECORD", y agregó: "Récord de pobreza. Récord de hambre. Récord de inflación. Récord de cinismo y mentiras".
Los números marcan una Argentina que está muy lejos de lo que supo ser en algún momento de su historia. La Argentina que fue ejemplo de educación y que tuvo un enorme desarrollo de la clase media, y que era puesta como ejemplo a nivel latinoamericano y en algunos casos como ejemplo mundial quedó lejos. De la Argentina de la generación del 80, o la de los inmigrantes europeos que venían a "hacer la América", o la de posguerra con alimentos para abastecer a un mundo con hambre, a esta Argentina con 40,1% de pobres no pasó un gobierno o dos. Pasaron gobiernos de diferentes partidos políticos, alianzas, gobiernos militares. Y la Argentina fue un espiral descendente que cada día parece estar peor.
El próximo Gobierno va a tener como desafío entregar un país mejor que el que ahora entregará Alberto Fernández. En la campaña, todos los políticos tienen soluciones para casi todos los problemas. La sociedad solo espera que las promesas no queden en la campaña.
