El ruso Roman Abramovich no podrá vender el club de fútbol Chelsea. Ni tampoco podrá hacer fichajes. El propietario del Chelsea se enfrenta nada más y nada menos a una congelación de sus activos, una prohibición de acuerdos con personas y empresas del Reino Unido y una prohibición de viajar al Reino Unido. En pocas palabras, Roman Abramovich, en el Reino Unido, está atado de pies y manos.
La medida anunciada por el gobierno británico ayer jueves 10 de marzo, en represalia por la invasión rusa lanzada el pasado 24 de febrero, se veía venir. Ante la eventualidad, el multimillonario ruso había anunciado la puesta en venta del celebre club londinense fundado hace cosa de 116 años, en marzo de 1905.
“Las restricciones de congelación de activos también se aplican a todas las entidades que pertenecen o están controladas por Roman Abramovich. Esto significa que el Chelsea Football Club ahora también está sujeto a una congelación de activos bajo las sanciones financieras del Reino Unido”, hizo saber el gobierno a través de un comunicado.
"En vista del impacto significativo que las sanciones de tendrían en el Chelsea Football Club y sus posibles repercusiones, el gobierno emitió esta mañana una licencia que autoriza la continuación de un cierto número de actividades relacionadas con el fútbol en el Chelsea". precisa el gobierno británico, antes de añadir que "Esto incluye permisos para que el club continúe jugando partidos y otras actividades relacionadas con el fútbol, lo que a su vez protegerá a la Premier League, la pirámide futbolística más amplia, los seguidores leales y otros clubes".
A la suspensión de la venta del Chelsea se añade el hecho que el célebre club londinense no podrá comercializar productos derivados, y, lo que es peor, no podrá extender el contrato de los jugadores o reclutar nuevos hasta nuevo aviso de las autoridades británicas. Lo único que puede hacer Abramovich en el nuevo escenario es simple y llanamente pagar los salarios de los empleados del club.
El laureado club inglés se encuentra en buena cuenta entre la espada y la pared. La posibilidad de una quiebra no se descarta. Un número de patrocinadores están por dejar Stamford Bridge en estos momentos. Acuerdos comerciales con marcas como Nike, Three o Hyundai, dada las sanciones contra Roman Abramovich, llegarán a su fin. Se calcula que unos 300 millones de libras esterlinas se volatilizarían.
El oligarca ruso, quien pago alrededor de 300 millones de libras esterlinas en 2003 a fin de adquirir el Chelsea, había anunciado la venta del club por una suma que se especula bordeaba los 3 mil millones de libras esterlinas. Sus vínculos con Vladimir Putin le han pasado una pesada factura.
