Todo indicaba que durante los cuatro minutos adicionales que consumían uruguayos y peruanos sobre el gramado del estadio Centenario de Montevideo no se suscitaría alguna acción que pudiera poner en cuestión la mínima ventaja lograda por el combinado local gracias al tanto marcado a los 41 minutos de la primera etapa por De Arrascaeta. Se había, podían decir los peruanos, intentado todo. Los millones que espectaban, no solo peruanos, el trascendental encuentro, estarían, es legítimo espectacular, diciendo lo mismo.
¡Qué más se podía decir si ayer por la noche faltaban cosa de un minuto para concluir el partido! Poco o nada; a no ser que se admita, es bueno recordarlo, que los partidos no concluyen hasta que el árbitro anuncia que las cosas buenamente han terminado. En este caso el árbitro FIFA, de nacionalidad brasileña, Anderson Daronco.
Pues bien, ayer por la noche, en el mítico estadio Centenario de Montevideo, faltando menos de un minuto para que Anderson Daronco anuncie que de nada valía seguir corriendo y disputando el balón, ya que todo había concluido, el balón lanzado desde fuera del área por Miguel Trauco acabó dentro de la portería defendida por Sergio Rochet. El guardameta uruguayo, por un error de cálculo o lo que sea, retrocedió con el balón e hizo que este cruzara la línea de gol. Lo justo, las imágenes así lo muestran, era que brasileño valide el gol peruano.
No lo hizo. Hizo caso omiso de las protestas de los jugadores peruanos y del mismo Ricardo Gareca. Anderson Daronco no se digno en revisar la acción en el VAR. Hizo como si nada hubiera sucedido; cierto, intercambio pareceres con el VAR, pero no se acercó a ver con sus propios ojos las imágenes registradas. Algo que debería haber hecho ante los justos reclamos de los integrantes de la selección peruana. Una decisión que no desmerece, cierto, el triunfo uruguayo, pero le resta los méritos que una clasificación a un Mundial exige.
