Peru
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Contigo París

Mi viaje reciente a París fue producto de una de esas interesantes conversaciones que por teléfono tengo, cada 3 a 6 meses, con un gran amigo mío que reside en la Ciudad Luz.

Desde esa hermosa ciudad, él me preguntó, de un momento a otro, cuando conversábamos, ¿por qué no te vienes unos días a Paris?, podrías muy bien alojarte en mi casa.

Yo que resido en Chicago, con mi familia dese 1998 -porque Alberto Fujimori no me quería en Lima, por mi oposición política a su intento dictatorial de ser presidente del Perú por tercera vez consecutiva- le respondí, acepto con mucho gusto tu invitación.

Fui alentado por mi esposa Dora, quien estaba a mi lado. Ella, con un parpadear de sus bellos ojos, me dijo algo así como, mira Gustavo, ya has terminado y publicado el libro que quería escribir, "Nuestro Tiempo", aprovecha la primavera parisina y anda a ver a Jorge Villena y encuéntrate, nuevamente, con París.

Llegué a Paris a poco de ser reelecto el presidente francés Emmanuel Macron. Más exactamente, cuando Macron decidió elegir como Primera Ministra a Elizabeth Borne.

Conversando sobre política con Jorge y otros amigos de él, así como después de leer algunos diarios y revistas franceses, me di cuenta de Macron había tomado una muy buena decisión.

Elizabeth Borne tiene una gran experiencia política y es una mujer inteligente que cuenta con una muy buena educación superior.

Así, Macron y Borne tendrán a su cargo el gobierno de Francia en momentos en que el mundo vive una grave crisis económica y política, como consecuencia del fin del ciclo neoliberal, los cambios geopolíticos a nivel mundial y la guerra entre Rusia y Ucrania que ha polarizado el mundo.

El desafío es grande, ya que Francia, en particular, y Europa, en general, han perdido terreno con respecto al ritmo de crecimiento económico y social alcanzado por EUA, China y otros países del Asia durante las tres ultimas décadas. El desafío de Francia para salir adelante es mayor si se toma en cuenta que, por razones varias, la población de Francia ha envejecido en los últimos 30 años, alcanzando hoy una edad promedio de 42 años.

Esta desfavorable evolución ha repercutido ciertamente en cómo se ve hoy París, cuando uno la visita después de un buen tiempo. El cambio que se nota, en términos relativos, con respecto a comienzos de los años 1970, por ejemplo -cuando me encontraba escribiendo en esta ciudad mi tesis de doctorado de economía- es el de un leve deterioro económico y social. Por cierto, es una primera impresión y no más que eso.

Sin embargo, debo decir que París sigue siendo una de las ciudades más bellas del mundo que amerita visitar, no solo una vez sino más. Y que mi reencuentro con París y con amigos míos, tales como Jorge Villena y su inteligente, simpática y dinámica esposa, cuyo nombre en español es Esperanza, ha significado mucho para mí en términos de amistad, descanso, alegría, conversación y nuevos conocimientos.

Puedo mencionar, por ejemplo, el grato almuerzo que tuve en el conocido restaurante de muy buena comida peruana en París denominado Picaflor, almuerzo que tuve con Jorge Villena, su esposa Esperanza y su hija, así como también con tres amigos de Jorge, un joven pintor peruano que promete, Juan Carlos Zeballos, un psicólogo peruano de mi generación, Óscar Gutierrez, consultor en relaciones laborales y la esposa de un peruano muy conocido en París por sus iniciativas en favor de la comunidad hispana, Justo Caballero. Fueron dos horas maravillosas de comida y conversación. Este almuerzo se hizo mejor con el excelente vino peruano que tomamos, Intipalka, vino que deja muy bien parado al Perú en el exterior.

Aproveche mi estadía en París para visitar la hermosa exposición de huacos y otras expresiones culturales de la civilización Mochica, entre otras, que con el nombre de Machu Picchu se presenta en uno de los locales situados en la Plaza de la Concordia.

Tuvo el gusto de visitar también la sección de civilizaciones antiguas del conocido Museo de Louvre, tales como Babilonia, Grecia, Roma y otras que, desde niño, concitaron mi atención y admiración.

Tal como sucede en otras ciudades del mundo, el clima de París que me tocó vivir estuvo cambiante, combinando días templados con otros calurosos y con lluvia, lo cual, por cierto, no me impidió visitarla e incluso escudriñarla, tal como sucedió, por ejemplo cuando visité los interiores de la Mezquita árabe de Saint German de Press.

Estando en Paris, no pude verme con mi amigo economista Francisco Huanacune, pero si tuve ocasión de hablar largo con él, saber de sus proyectos y enterarme de lo bien que le va a su hijo único en sus estudios de doctorado en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, sin lugar a dudas, un desarrollo que enorgullece no solo a su padre y madre, sino a todos sus amigos.

París bien vale visitarla y revisitarla.